El Protocolo de Kioto
El Protocolo de Kioto es un acuerdo internacional que busca reducir la emisión de gases de efecto invernadero a niveles pretendidamente responsables. Fue firmado el 11 de diciembre de 1997 en la ciudad japonesa de Kioto, y entró en vigor el 16 de febrero del 2005, cuando fue ratificado por 36 países europeos. Desde entonces la cantidad de naciones firmantes se ha incrementado progresivamente. El principal objetivo del Protocolo de Kioto es la reducción de hasta un 5,2% de los gases de efecto invernadero con respecto a los niveles del año 1990. A partir de entonces los países miembros del acuerdo se comprometen a cumplir con determinados límites y restricciones a la emisión, y deben informar de sus progresos a una agencia climática internacional. El Protocolo también se ocupa de proporcionar fondos y apoyo técnico para ayudar a los países en desarrollo a manejar sus emisiones.
1. Origen y Historia del Protocolo de Kioto
El Protocolo de Kioto fue creado con el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para contribuír al control del cambio climático. Fue adoptado en el año 1997 por una mayoría de los países del mundo a través de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).
Fue el primer instrumento internacional vinculante para la reducción de gases de efecto invernadero. Esta consigna la tienen que cumplir aquellas naciones signatarias, un conjunto de países industrializados, con la finalidad de minimizar los gases que inciden en el cambio climático. La excusa para crear el Protocolo, aparece cuando en el año 1992, los estados asociados a la CMSUNCC toman la decisión de luchar contra el cambio climático.
Los países firmantes tienen que cumplir con el objetivo de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero al menos en un 5,2% para el año 2012. El Protocolo, para su aplicación, apostó por el uso de diferentes mecanismos como: el el Sistema de Comercio de Derechos de Emisión (SCE), los Fondos para Adaptación al Cambio Climático (FACC) y el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL).
2. Objetivos y Metas del Protocolo de Kioto
El Protocolo de Kioto es un tratado internacional firmado en 1997 con el fin de establecer reducciones internacionalmente obligatorias de los gases de efecto invernadero que causan el calentamiento global. Este tratado fue la primera respuesta internacional ante el problema del cambio climático, ofreciendo una estrategia para limitar la emisión de dióxido de carbono (CO2) por parte de los países desarrollados.
Los objetivos principales del Protocolo de Kioto son: Establecer un sistema de comercio de emisiones de dióxido de carbono (CO2). Establecer la reducción obligatoria de las emisiones de gases de efecto invernadero a niveles inferiores a los del año 1990, en los países de la Unión Europea. Establecer límites de emisiones máximas, para cada país firmante, para los dos próximos períodos de compromiso (del 2013 al 2020).
Las metas a largo plazo del Protocolo de Kioto son: Reducir las emisiones de gases tóxicos y peligrosos para el clima global. Financiar proyectos de energía renovable en los países en desarrollo. Establecer una arquitectura de promoción del cambio climático a través de medidas para disminuir y reutilizar los recursos como energía renovable y combustible fósil. Establecer medidas de vigilancia a través de monitoreo de los ecosistemas, como bosques y glaciares, para ver el impacto de las medidas implementadas en las regiones afectadas.
3. Estados Unidos y el Protocolo de Kioto
El Protocolo de Kioto fue un acuerdo creado en el año 1997 para combatir el cambio climático. Estados Unidos, que firmó el acuerdo, se comprometió a reducir sus emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero en un porcentaje fijado entre el 2008 y el 2012. No obstante, el Tratado de Kioto se retiró en el 2001 en su versión original. Muchos países como Rusia, Japón y Canadá también explicaban la extensión del acuerdo sin el compromiso de Estados Unidos, lo que significaría un aumento en el costo total para los firmantes restantes.
Sin embargo, desde la época de la firma, Estados Unidos ha mantenido una política ceñida al Protocolo de Kioto. Esto quiere decir que el gobierno americano no se ha desempeñado de manera adecuada para reducir sus emisiones responsables. Por el contrario, se declaró que los fondos corporativos y los subsidios fueron asignados a mantener a Estados Unidos sin cumplir las normas del Protocolo.
A partir de la retirada de Estados Unidos, muchos otros países siguieron los pasos del acuerdo, pero Estados Unidos no participó en ninguna de sus iniciativas. Esta decisión mostró claramente que el país no estaba realmente preocupado por el cambio climático y los efectos que podrían resultar con respecto a la reducción de emisiones. Además se ha utilizado la política de Estados Unidos como referencia para entender lo que debe hacer el resto de los países que optaron por el Protocolo de Kioto.
4. Impacto Ambiental del Protocolo de Kioto
El Protocolo de Kioto se emitió en 1997 y su enfoque principal ha sido la reducción de gases de efecto invernadero para prevenir los daños de calentamiento global. Esto ha significado una reducción generalizada en la emisión de dióxido de carbono, metano y otros gases que están contribuyendo al cambio climático.
En cuanto al impacto ambiental, el Protocolo de Kioto está contribuyendo a la renovación de los recursos naturales y la conservación de los seres vivos. La reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial pronto tendrá un efecto significativo en la reducción de los daños provocados por el calentamiento global. De hecho, se han realizado estudios que demuestran que el protocolo es eficaz para alcanzar los objetivos de reducción de emisiones, aunque aún falta mucho por hacer. Estos estudios también muestran que estas reducciones tienen un efecto positivo en la conservación de la biodiversidad, la recuperación de los ecosistemas y la mitigación de los impactos del cambio climático.
Otro objetivo del Protocolo de Kioto es la cambio de hacia una economía baja en carbono. Esto significa que los países participantes se comprometen a reducir sus emisiones, pero también a invertir en energías limpias como la energía solar y eólica. Esta tecnología limpia no solo permitirá reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que también tendrá un impacto positivo en la reducción de los efectos ambientales dañinos asociados a los combustibles fósiles. Además, el Protocolo de Kioto está promoviendo el desarrollo de la industria de energías renovables, lo que significa que hay una mayor conciencia sobre el uso de fuentes de energía limpia y sostenible.
5. Controversias y Desacuerdos alrededor del Protocolo de Kioto
El Protocolo de Kioto es un tratado internacional que se puso en marcha en el 2005 con el objetivo de reducir las emisiones mundiales de dióxido de carbono. A pesar de sus numerosas virtudes, el protocolo sigue siendo una controversia muy discutida entre los diversos países que lo han aceptado.
Debate entre los países signatarios. Muchos países apoyan el protocolo de Kioto como una forma importante de reducción de emisiones, mientras que otros lo rechazan porque consideran que no se ha hecho lo suficiente para lograr los objetivos. Por ejemplo, Estados Unidos se ha negado a firmar el protocolo de Kioto debido a la preocupación de que sus objetivos de reducción de emisiones sean excesivamente ambiciosos y puedan afectar negativamente a su economía. Otros países, como Canadá han firmado el protocolo, pero han anunciado que no cumplirán con sus objetivos de reducción de emisiones establecidos por el protocolo.
Problemas de implementación. Una de las principales problemáticas con el protocolo de Kioto es la implementación de medidas de reducción de emisiones, especialmente porque muchos países no tienen los recursos necesarios para poner en marcha las acciones necesarias. Por ejemplo, los países en desarrollo que carecen de fondos y tecnologías apropiadas para reducir sus emisiones, a menudo se sienten excluidos de los esfuerzos de reducción de emisiones y siguen emitiendo grandes cantidades de dióxido de carbono.
6. Proyecciones Futuras del Protocolo de Kioto
El Protocolo de Kioto es una de las principales iniciativas limitar el daño del calentamiento global. Sin embargo, está por ver cómo el aumento constante de temperatura afectará el futuro de esta iniciativa. Si bien los años posteriores a 2020 implicarán la prórroga de las políticas existentes de reducción de emisiones, son muchos los interrogantes que están por contestar.
A nivel global, la comunidad empresarial, de gobiernos y particulares apuestan por una nueva iniciativa que cumpla con los criterios establecidos en el Protocolo de Kioto, que lleve a reducir la cantidad de emisiones de gas de efecto invernadero. Una de las propuestas más comentadas es adelantar la firma de un nuevo acuerdo con una meta más ambiciosa para las naciones involucradas. Pese a haberse logrado un bajo nivel de emisiones en algunos países, el tema de la energía sigue siendo uno de los principales emisores de gases de efecto invernadero. Es por esta razón que el nuevo acuerdo debería abordar el uso responsable y sustentable de la energía.
Por otro lado, la modernización de la industria también podría contribuir al objetivo. En la actualidad, la industria moderna representa el 18% de los gases de efecto invernadero generados a nivel global. La modernización de esta industria se enfocaría en producir insumos con energía limpia y fomentar el uso de tecnologías “sabias” dentro de la producción. Ciertas regulaciones de emisión se deberían enfocar en promover la partícipe de la mayoría de países para evitar el uso ineficiente de recursos energéticos.
En definitiva, el Protocolo de Kioto tiene un futuro prometedor si se logra involucrar a la comunidad global y surgen iniciativas que contribuyan al acuerdo en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Los esfuerzos por modernizar las industrias tanto a nivel local como global, avanzar hacia un consumo responsable y garantizar el uso de energías sustentables; serán claves para convertir el Protocolo de Kioto en una realidad.
En definitiva, El Protocolo de Kioto fue un gran logro para la comunidad internacional. Incluso si los países no han tenido la capacidad de comprometerse con los prometidos descensos aún, el hecho de que este acuerdo fue alcanzado representa un paso histórico hacia la creación de un medio ambiente responsable y sostenible a largo plazo. El Protocolo de Kioto ofrece la ilusión de que, con la voluntad de la comunidad internacional, podemos enfrentar los desafíos del cambio climático. Sólo el tiempo dirá si podemos cumplir la misión.
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